viernes, 26 de agosto de 2011

EXPERIENCIA DE MAESTRO


Cuando se empieza como maestro a buscar oportunidades de mejorar las condiciones de vida, aparecen con ellas situaciones que de alguna manera se vuelven significativas y no se olvidan.
Soy egresado de la Normal de Varones de Villahermosa,hoy la Escuela Normal Superior de Medellin.
Estudiar allí en la época que me tocó hacerlo, no era fácil, especialmente por el caracter de regionalista y discriminatorio que se habia formado a lo largo de sus mas de 100 años en ese entonces.
Recuerdo que cuando ingresé en el año 1.971,proveniente de la Normal de de Señoritas de Turbo(así se llamaba la institución, porque ser maestro era una profesión diseñada para mujeres,allá en mi región), venía con muchas expectatívas, especialmente porque me consideraba privilegiado,ya que no todo el mundo podía ir a estudiar a Medellín y menos a una Instritución como esa, de donde habían salido grandes maestros y pedagógos a nivel nacional.
Estar allí era un reto, pues en mi pueblo todos estaban enterados de mi aventura en la ciudad y querían saber como me iba como pionero. La verdad es que yo no estaba tan entusiasmado;mas lo estaban mis familiares y mis amigos, pues era adquirir un prestigio y un reconocimiento muy importante ser egresado de esa Normal.
Me ubicaron en el grado 6°A (hoy grado 11°),eramos 35 estudiantes y solo tres eramos negros,(dos de Quibdó y yo de Turbo);lo que hizo que surgiera una relación de amistad y de ayuda mutua. Sin embargo entendía que de mí no podía surgir la idea de alejamiento de los demás, así que recurrí al aprovechamiento de mis cualidades físicas y deportivas, además de mi capacidad intelectual, para destacarme como buen estudiante y buen jugador de baloncesto.
Continuamente era llamado realizar explicaciones y aclarar situaciones de aula pues parece que se buscaba un pretexto para sancionarme o apartarme de los demás.
A los otros dos compañeros afros, no les iba tan bien, porque ninguno practicaba deporte , ni tampo eran buenos estudiantes, eran mas bien perezosos y muy andariegos (bebian y parrandeaban constantemente y descuidaban su presentación personal) lo que les restaba herramientas para afrontar la discriminación.
Ese año trascurría "normalmente", hasta que llegó el mes de Octubre, época en que empezaban los exámenes finales y se preparaba todo para la graduación.
Fuí llamado a secretaría y de manera dictatorial y en tono burlón, la secretaria de nombre Oliva, me dijo que yo no podia presentar los exámenes de 6° y menos graduarme, porque debía validar todo el grado 5° (que habia cursado en Turbo), porque esa Institución no estaba reconocida y que por lo tanto el grado que habia cursado allá no tenía valor.
Para mí fué un valdado de agua fría, más que fría, congelada, porque nadie me daba esperanzas ni me ofrecía opciones para superar la situación. Ese día lloré como un niño, le decía a mi Hermana Celia(donde estaba alojado) que habia perdido el tiempo y que todo se debía mi mala suerte y sobre todo porque era negro. Parece ser que esa información la sabían desde me matriculé, pero no me la comunicaron hasta la fecha en que me podía hacer mas daño.
Fué una noche terrible. Ya en la madrugada, me senté en el borde de la cama y pensaba, rezaba y lloraba, hasta que dejé de llorar... no valía la pena luchar por algo que no tenía solución,estaba solo y solo un milagro podía solucionar mi situación.
Dejé de llorar y pensé; si...solo un milagro. Decidí ese día no ir a la Normal; a qué, decia, ya no tenia sentido.
Ese día dije voy a hacer una peregrinación por 10 iglesias de la ciudad de Medellin, iniciando en la Iglesia del Calvario en Campo Valdés (barrio donde vivía con mi hermana y sus hijos), siguiendo a la de Manrique,Villahermosa, Boston hasta llegar a las iglesias del Centro, la Metropolitana,la Candelaria, la Veracruz; hasta completar las diez iglesias prometidas. En cada una de ellas rezaba un padrenuestro y pedía a Dios me ayudara, me iluminara sobre qué hacer...yo quería ser maestro y sobretodo quería graduarme.
Terminé la peregrinación a eso de las 4 de la tarde; no habia comido nada, no por la peregrinación, sino porque no tenía un peso en mi bolsillo y en la casa menos, estabamos solo con agua de panela.
En ese momento estaba saliendo de la Veracruz y miré el Palacio de Calibío(alli funcionaba la Secretaria de Educación Departamenteal) y me acordé de Don Jesús Jiménes un visitador escolar que había ido a la Normal hacia como dos semanas a motivarnos para que ingresaramos al magisterio y a ofrecernos plazas para trabajar fuera de Medellin. Don Jesús era una persona amable , muy segura y conocedora de la Ley y de las personas.
Me dije, entonces,visitar a Don Jesús y contarle mi problema, podría ser una opción, al fin y al cabo no tenía nada que perder.
No habia que sacar cita para hablar con él. Me recibió, me reconoció como uno de los tres morenos de 6° A de la Normal.
Le conté mi situación y cual no sería mi alegría cuando me dijo: "Te voy a dar una autorización para que presentes los exámenes de 5° y 6° simultáneamente. Si ganas los de 5°, se te reconocen los resultados de 6° y te podrás graduar, que es lo que quieres.
No tenía para el bus hasta Campo Valdés, por lo que llegué a la casa a eso de las 8 de la noche, pues me fuí a pie desde la gobernación.
Le conté a Celia, y no me pdía creer, que yo hubiera hecho lo que hice, que como se me había ocurrido, en fin se puso muy contenta.
Al día siguiente, me fui a la Normal y me presenté al primer examen final que era el Biología, con el profesor Moncayo,hombre duro pero sabio; el me aceptó en el aula; la que no me aceptó fué la secretaria Oliva, quien apenas se enteró que yo estaba presentando el exámen, fué al salón y con un grito que se oyó hasta la China, me dijo:"Oiga Cediel, usted que hace aquí, usted sabe que no puede presentar exámanes y menos aspirar graduarse en esta Normal".
Yo miré de reojo y con toda la calma para para no igualar su descortesía , le dije:" Yo tengo permiso de Secretaria de Educación para presentar estos exámenes y validar los de 5°. Le mostré la orden firmada y sellada por el secretario de Educación del departamento, la cual iba acompañado de un llamado de atención para ella invitandola a estar al tanto de la legislación y sobretodo a valorar la persona como ser que merece todas las consideraciones teniendo en cuenta que ha sido muy buen estdudiante,los segundos mejores promedios luego de Juan Carlos Zapata (exrector de la misma institución).
Esa señora se puso roja como un tomate, pálida de la ira y frustrada en sus anhelos.
Los compañeros se enteraron de mi situación y me dijeron que por qué no había contado lo me pasaba, que eso era un abuso y el colmo de la tiranía.
Esto le sirvió a mis dos compañeros para que también se acogieran al pacto. Al final solo uno de ellos pudo graduarse.
Hoy luego de 37 años de ser maestro siempre cuento esta anecdota como una obra de Dios.